¿Qué importancia tiene para ti, el valor de la
responsabilidad?, Tal vez lo pongas antes o después del respeto, la justicia o
la libertad; pero estoy seguro que cumplir, está en tu lista de hábitos cuando se
trata de educar.
Pero, ¿cómo conseguirlo? Con frecuencia hablamos de la responsabilidad como un valor
fundamental en la formación de los niños, y por ello, desarrollamos estrategias
para que comprendan la importancia de cumplir sus deberes. Sin embargo, es
paradójico que los propios encargados de su formación, es decir nosotros,
busquemos también nuevas formas de evadir el compromiso.
Para revertir esta situación y mejorar nuestro papel como
facilitadores, comencemos por recordar
que el niño construye su comportamiento imitando el proceder de otros y que
conceptos como la responsabilidad se cimientan en conductas que se repiten hasta transformarse
en hábitos. Pero no sólo se trata de imitar; el niño también puede
modificar su actuación cuando comprende la importancia de vivir el valor.
Entonces, ¿pueden los
pequeños comprender el valor de la responsabilidad? ¡Por supuesto que sí!, es
sólo que aprenden de manera distinta y por tanto, no podemos esperar que entiendan
un concepto del mismo modo que lo hacemos nosotros.
Permíteme aclarar la idea: A medida que crecemos, para bien
o para mal, hacemos de la palabra el principal recurso para aprender, de manera
que continuamente estamos explicando o pidiendo explicación de las cosas. Los
niños, por el contrario, están en pleno desarrollo del lenguaje y por ello utilizan
también otros recursos. Su mayor aprendizaje proviene de las experiencias que
adquieren a través de los sentidos y de las emociones que éstas provocan. Por
eso, puedes explicar mil veces por qué no deben tocar un objeto caliente, pero
no lo comprenderán hasta quemarse con él.
Basado en lo anterior es posible que a través de la
experiencia los niños logren comprender la importancia de comprometerse. Para probarlo,
les dejo cuatro estrategias que utilizan los dos componentes que revisamos
antes: el ejemplo, que trasmitimos con actitudes específicas; y la experiencia,
que los niños viven con actividades en nuestra compañía.
1. Hazle sentir por qué la tarea es
importante.
Los niños suele utilizar las mismas cosas o
juguetes por un período de tiempo, asígnales un lugar y muéstrales que deben
regresarlas cuando termine; si no lo hacen espera a que las necesiten otra vez,
llévalos al lugar donde deberían estar y explícale por qué no están ahí. “Regresar
un juguete a su lugar nos permite encontrarlo cuando lo necesitemos”. Haz esto
al menos un par de veces antes de privarlos de las cosas que no guardaron, y
felicítalos siempre que hagan lo correcto.
Para que los pequeños entiendan la
importancia de una tarea, es necesario que vivan la consecuencia de sus actos
para ayudarles a identificar con claridad cómo y quién se beneficia de ella.
2. Hazle sentir por qué su ayuda es
importante.
Los niños pueden hacer muchas cosas,
organizar las latas, alimentar a las mascotas, guardar sus calcetines.
Encuentra una actividad y déjalos como únicos responsables, de manera que sea
evidente cuando dejen de hacerla. Platiquen en familia para que todos
reconozcan su labor. Cuando no la realice, motívalos con frases como ¡nos faltó
tu ayuda!, Nadie lo hace como tú, sin tu ayuda no podríamos terminar, etcétera.
Recuerda que esta estrategia funciona mejor
cuando todos los miembros de la familia tienen una tarea y la cumplen.
Si los pequeños sienten que su labor forma
parte de algo importante, se sentirán motivados a cumplir y motivarán a otros
para hacer lo mismo.
3. Convéncelo de que siempre puede hacerlo
mejor.
Hay dos razones para cumplir un compromiso:
obtener una recompensa o evitar un castigo, dado que el castigo no es la mejor
herramienta de motivación, nos
concentraremos en las recompensas,
éstas pueden ser externas: un premio material, una felicitación; o
internas: mejorar nuestro estado de salud, el placer de hacer lo que nos gusta,
la sensación de superar un reto, etcétera.
En edad de preescolar los niños son
competitivos por naturaleza, pero sobre todo están facultados mejor que nadie
para auto superarse constantemente. Aprovecha esta cualidad y reconoce con
frecuencia sus logros, proporciónale herramientas lo más cercanas a sus
intereses; si le gusta dibujar y lo que buscas es que se comprometa a mejorar
su letra, puedes obsequiarles colores nuevos para usarlos en sus ejercicios, o
practicar los trazos al ritmo de su canción favorita si tienen predilección por
la música.
Al terminar identifiquen juntos los mejores
trazos y compárenlos con aquellos que
pueden mejorarse, encontrarás con sorpresa que en la mayoría de los casos,
ellos mismos querrán corregirlos.
4. Cumple tus promesas.
El último consejo parece obvio, pero es por
desgracias el que más olvidamos a pesar de ser el más importante.
Promete sólo lo que estés dispuesto a
cumplir, elimina el clásico: “Mañana te lo compro” o “Si no haces la tarea no
te llevo al parque”. Tómate unos minutos e identifica los intereses del
pequeño, a partir de ellos elabora una lista de compromisos que puedes hacer y
cumplir ante él: sentarte a jugar unos minutos, ver su película favorita,
ayudarle con sus deberes etcétera.
Es importante que los niños se den cuenta
de los compromisos que hacemos y cumplimos a otros, pero es más importante para
los pequeños cuando te comprometes y cumples los compromisos que hiciste con
ellos.
En resumen, podríamos decir que los niños aprenderán a
comprometerse si desarrollamos estrategias que les permitan:
- Reconocer la
importancia de cada tarea.
- Valorar la
importancia de su participación.
- Despertar su
interés por hacerla mejor.
- Modelar
actitudes positivas.
Para finalizar, les dejo una ficha sobre el tema,
muy apropiada para los propósitos del año que comienza. Las indicaciones están dirigidas a
las educadoras, pero pueden adaptarse para trabajarlas en casa.
Sugerencias didácticas
Iniciar una charla sobre lo que aprendimos en el año, lo que
podemos mejorar, los comportamientos que nos afectan o afectan a los demás y la
importancia de ayudarnos para conseguir lo que queremos.
Puedes compartir una experiencia personal y llenar como
ejemplo los datos de la ficha, utiliza frases cortas y compromisos sencillos,
de manera que los pequeños puedan identificarse.
Ayúdalos a llenar sus propias fichas y pídeles que las
muestren en casa. Los papás pueden participar colocando la ficha en un lugar visible y apoyándolos para
que tengan siempre presente el compromiso que establecieron.