De las habilidades necesarias para aprender, preguntar es quizá las más importante. Cuando motivamos a los niños para que hagan preguntas, les mostramos también el camino más rápido hacia el conocimiento.
Creo que bien vale proponer algunas fichas con el tema, pero en tanto lo hago, te comparto una pequeña historia; es un texto que preparé como introducción a una secuencia didáctica.
El tema es la importancia de preguntar para aprender, sin embargo, se encuentran en ella, algunos detalles que pueden ayudarnos a reflexionar también, sobre la autoestima y el valor de la curiosidad.
Puedes encontrar la versión editada y corregida en el cuaderno de trabajo Quiero Aprender 1 que publicó la editorial Alfaomega en 2013. Pero si quieres conocer la versión original entonces sigue leyendo...
El tema es la importancia de preguntar para aprender, sin embargo, se encuentran en ella, algunos detalles que pueden ayudarnos a reflexionar también, sobre la autoestima y el valor de la curiosidad.
Puedes encontrar la versión editada y corregida en el cuaderno de trabajo Quiero Aprender 1 que publicó la editorial Alfaomega en 2013. Pero si quieres conocer la versión original entonces sigue leyendo...
Un tesoro escondido ( Autoestima,curiosidad)
Tomada de: Quiero aprender 1 Cuaderno de trabajo ed. Alfaomega 2013 |
Ana y Omar son dos niños curiosos, les gusta ver, tocar,
escuchar y sentir todo lo que encuentran; por eso su mamá piensa que serán
exploradores cuando crezcan.
El otro día visitaron la huerta de su abuelo, ahí conocieron el árbol donde crecen las naranjas.
Este árbol es como yo - dijo Ana - abrazando un naranjo lleno de flores, entonces ése es como yo, -le contestó Omar- mientras señalaba un árbol más grande.
Su abuelo que los escuchaba les dijo: no importa cuál sea
más grande, en realidad todos los naranjos son como ustedes.
¿Cómo es eso?, -preguntaron al mismo tiempo-. Bueno, los naranjos florecen desde pequeños como si tuvieran prisa por crecer y mostrar sus frutos. Ustedes ahora son pequeños, pero cada pregunta que hacen, es como una flor que se convierte en un tesoro como el que hay en las naranjas.
¿Cómo es eso?, -preguntaron al mismo tiempo-. Bueno, los naranjos florecen desde pequeños como si tuvieran prisa por crecer y mostrar sus frutos. Ustedes ahora son pequeños, pero cada pregunta que hacen, es como una flor que se convierte en un tesoro como el que hay en las naranjas.
¿Las naranjas guardan tesoros? -preguntó Omar-. El abuelo asintió, cortó una naranja, la partió en dos y les dijo: miren su color ¿no les parece de oro?, ahora prueben su jugo, ¿no
es tan dulce como la miel?, pero ¿quieren saber cuál es el
verdadero tesoro? Los niños se miraron curiosos, entonces el abuelo tomó una semilla de la naranja, la puso entre sus manos y les dijo: éste es el verdadero tesoro, tal vez ahora
no tenga un hermoso color ni sea dulce como la miel, pero si la siembran y la cuidan con
esmero, verán crecer una planta que agradecerá sus cuidados con dulces y
jugosas naranjas.
De pronto Ana comprendió y exclamó emocionada: ¡Las preguntas
son como semillas!
¡Claro!, -respondió el abuelo-, de cada una pueden surgir nuevos tesoros, por eso, si quieren que su vida esté
llena de ellos, nunca dejen de preguntar.
Roberto Adrián Ortega.
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