viernes, 30 de enero de 2015

4 Maneras de utilizar el lenguaje para ayudarlos a crecer

Todos tenemos recursos para crecer, sólo necesitamos una guía que nos ayude a encontrarlos.
¿Qué tal si fueras esa guía para tus alumnos?

Ayúdalos a crecer
Sintonizar es respetar y admitir la realidad del otro, así rompemos la resistencia para establecer un lazo que nos permite mejorar la comunicación y con ello obtener mejores resultados. ¿Te acuerdas?

Hace unos días compartí contigo algunas ideas para obtener la confianza de tus alumnos . Hoy cumplo mi promesa de compartir también algunos trucos para que, después de lograr un estado de sintonía, puedas guiarlos y ayudarlos a crecer con sus propios recursos. ¿Te atreves a probarlo?


Es probable que mientras leas, escuches en tu mente las palabras que utilizo y es seguro que al hacerlo, ella busque alguna experiencia que pueda relacionar con el tema que nos ocupa.

Tal vez piensas en aquel pequeño inquieto e incorregible, o en la niña huraña con la que no puedes “conectar”, esto sucede porque tu mente entra en un estado de interiorización, es decir, se concentra en una situación y de manera automática emprende la búsqueda de experiencias que den sentido a lo que escucha.

En términos neurológicos, las experiencias son como catálogos de recursos, acciones que podemos adaptar, repetir o evitar, dependiendo el resultado que obtuvimos de ellas.

Ahora que sabes esto, ¿se te ocurre alguna idea? ¡Claro!, también es posible llevar a los pequeños a su estado de interiorización, simplemente utilizando con ellos el lenguaje apropiado.

La idea es muy sencilla: introducir, de manera gradual, sugerencias para ayudarles a centrarse y prestar atención a su interior.

Puedes lograr esto describiendo todo de forma general y usando un lenguaje vago, sin precisiones, de este modo el pequeño se verá en la necesidad de otorgar a cada reflexión un significado propio, a partir de su experiencia personal.

La buena noticia es que cierro aquí la parte donde sólo me escuchas y, si estás de acuerdo, continuamos con el reto que aceptaste para ponerte de inmediato en acción.

Compartir y guiar

El primer paso ya lo conoces, se trata de establecer sintonía con el otro. Simplemente observa y reproduce frente a él los rasgos físicos que describen sus experiencias:

Razgos para establecer sintonía
Cómo ganar la confianza de los niños
(Si quieres saber más, te recomiendo este artículo: http://estrategiaspnl.com/el-rapport-como-crear-sintonia/).

Recuerda que practicar con regularidad te permitirá reproducir estos rasgos de manera natural y sin esfuerzo.

El siguiente paso consiste en poner en práctica las 4 estrategias para ayudarlos a encontrar sus propios recursos a través del lenguaje.

No será necesario que estés frente a un niño para practicar, de hecho, puedes omitir el primer paso y comenzar construyendo algunas frases y oraciones a partir de cada estrategia.

La intención es que realices cada ejercicio mentalmente, pero si crees que merece la pena, toma lápiz y papel para registrar, revisar y corregir cada frase, esto te ayudará a entenderlas mejor.

1.    Utiliza nominalizaciones.
Para fines de esta estrategia, podemos entender a las nominalizaciones como palabras que hacen referencia a conceptos que no pueden tocarse. Por ejemplo, libertad, interés o crecimiento. Si yo digo que estoy creciendo, tu mente encuentra lo que eso significa para ti a través de tus propias representaciones y mientras lo hace, se dispone a procesar internamente los conceptos que siguen.

Veamos algunos ejemplos:

El miedo puede ayudarte a…
Las dudas se resuelven si…
Me gusta lo bien que…
Me entusiasma el interés que…
¿Qué es lo malo de…?

Ahora te toca a ti, ¿Cuántos ejemplos se te ocurren? Recuerda: “La práctica hace al maestro”.

Nota en un sentido estrictamente gramático, nominalizar significa “Convertir en nombre o en sustantivo nominal una palabra o una porción de discurso cualquiera, por ejemplo: palabra gotear (verbo), nominalización: el goteo (sustantivo)

2.    Utiliza expresiones ambiguas y verbos en infinitivo.
Entender, atender, resolver o mejorar, son verbos indefinidos porque no otorgan mucha información. Puedes usarlos para construir expresiones ambiguas que provoquen en la mente de quien nos escucha, la necesidad de completar la idea respondiendo preguntas como ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Quién? ¿Para qué?, etcétera.

Veamos algunos ejemplos:

Mucho ayuda recordar. (¿A quién?, ¿qué?, ¿cuándo?, ¿por qué?, etcétera)
Es mejor cumplir.  (¿Qué?, ¿cuándo?, ¿para qué?, etcétera)
Gritar no ayuda mucho. (¿A quién?, ¿para qué?, ¿cuándo?, etcétera)
Es mejor escuchar. (¿A quién?, ¿para qué?, ¿cuándo?, etcétera)

Es tu turno, escribir, revisar y corregir son buenas ideas.

3.    Utiliza expresiones indeterminadas.
Será genial

Construye referencias a situaciones que ocurrirán en el futuro, pero sin precisar cuándo.

Veamos algunos ejemplos:

Con seguridad podrás hacerlo mejor.
¡Claro que vas a ser bombero!
Tendrás muchas oportunidades para jugar.
Verás cómo te sientes cada vez mejor.

Ahora sigues tú, comprobarás que es más sencillo de lo que parece.

4.    Haz presuposiciones.
Afirma cosas que supones como ciertas, si el inconsciente de la persona las acepta, estas suposiciones pasan a construir un referente común entre ambos. Por ejemplo, “¿Quieres recoger tus crayones  antes o después del recreo?”. La presuposición  es que recogerá las crayones,  la pregunta que lo lleva a interiorizar es si será antes o después del recreo.

Es momento de practicar, ¿lo harás mentalmente o prefieres escribir otros ejemplos?

¡Eso es todo!, ya tienes las bases para ayudar a tus alumnos a descubrir sus propios recursos.

Para resumir todo lo que acabas de aprender, sólo recuerda que la idea es utilizar frases para provocar que la mente del niño centre su atención en encontrar sus propias respuestas. Éstas no siempre serán las que tu esperabas, pero le ayudarás a formarse un hábito que mucho le servirá el resto de su vida. 
  
Si llegaste a este punto ¡Felicidades, pronto podrás contarme cómo te fue!

Para terminar déjame aclarar algo importante: No se trata de decir al niño lo que debe hacer, sino de mantenerlo en un estado de interiorización donde puede encontrar más fácilmente su propia respuesta.

Tal vez en este momento te preguntes ¿y qué pasa si lo que quiero es precisamente lo contrario? Es decir, conducir al niño para que haga lo que debe hacer. Pues déjame decirte que sí es posible, pero eso lo dejaremos para otra entrada.

Mientras tanto agradezco que sigas al pendiente de las Fichas para preescolar y como siempre, te invito a dejar un cometario y a compartir el tema sí te pareció interesante.

4 comentarios :